Elementos Procesionales
Nuestro Escudo
Un símbolo que une fe, tradición y devoción.
El Escudo de la Hermandad
En forma ovalada con una cruz latina en el centro descansando sobre un monte con una cueva y una campana, con el doble significado del Monte de los Olivos y la Montaña y Campana de la Cueva del Hallazgo del Santuario de la Patrona de Orihuela, la Virgen de Monserrate, donde tiene Capilla y culto el Santísimo Cristo de la Buena Muerte.
Significado del Escudo
Ovalado, con cruz latina, monte, cueva y campana; representa el Monte de los Olivos y la Cueva del Hallazgo en Monserrate, lugar de culto al Cristo de la Buena Muerte.
Las Insignias de la Hermandad
Cruz y Estandartes
La Cruz Guía y los estandartes, en marfil y marrón, abren y acompañan el cortejo procesional.
Campanas y Símbolos
Dos campanas marcan el paso solemne del Cristo, junto a los estandartes de las Siete Palabras.
Cruz Guía
En madera acompañada de dos Faroles.
Estandarte
Es de paño con los colores de la Hermandad marfil y marrón, con el escudo bordado en el centro, a ambos lados también bordados sendos decenarios; lo remata arriba el escudo de la Hermandad en madera tallada.
Estandartes de las Siete Palabras
Estandartes con cada una de las Siete Palabras que pronunció Jesús en la cruz. Son de tela pintadas al óleo con la cara del Cristo arriba; en el centro la Palabra correspondiente y debajo el escudo de la Hermandad, adornado en los bordes con la caña que le pusieron a Jesús de cetro. Procesionan seis estandartes a los lados entre grupos de hermanos, y el estandarte de la última Palabra va cerrando la procesión acompañado de dos Faroles.
Campanas
Dos Campanas desfilan en la procesión dando un toque en distintos lugares del recorrido, llevadas por hermanos costaleros delante y detrás del Cristo que desfila en mitad de la procesión en vez de al final.
El Hábito Procesional
Es un hábito cisterciense de color marfil y capuz marrón tipo romo (verduguillo), con el escudo de la Hermandad en la espalda. El hábito lo completa un cinturón y decenario colgado y sandalias y guantes color marrón y calcetines color marfil. El Decenario es un símbolo de la Hermandad, sirve para hacer rezos durante la procesión.
Las Antorchas
Luz de la Procesión
Los hermanos portan antorchas de parafina de 80 cm en portaantorchas de madera. Son la única iluminación del cortejo, junto con las cuatro que acompañan al Cristo en las andas, creando una atmósfera de recogimiento y solemnidad.
El Cristo de la Buena Muerte
El Cristo de la Buena Muerte es una talla en madera policromada de la Escuela de Capuz, con unas dimensiones de 158 x 148 cm y una cruz de 243 x 172 cm. Fue donado en abril de 1946 a la Iglesia de Monserrate por Pascual Navarro y Pura Mateo, quienes lo adquirieron en los talleres Granada de Madrid.
La obra, realizada por un discípulo avanzado de Capuz, destaca por su serena belleza, su estilo neoclásico y la fuerza espiritual que transmite. Desde su llegada, se ha convertido en la imagen central de la Hermandad y en uno de los referentes de la devoción de la Semana Santa oriolana.
Cada madrugada del Viernes Santo, su presencia imponente y su mensaje de recogimiento llenan de silencio y oración las calles históricas de la ciudad.
Poesía: “Ante el Cristo de la Buena Muerte” – José María Pemán
¡Cristo de la Buena Muerte!
El de la faz amorosa
Tronchada como una rosa
Sobre el blanco cuerpo inerte
Que en el madero reposa!.
¿Quién pudo de tal manera
Darte esa noble y severa
Majestad, llena de calma?
¡No fue una mano, fue un alma
La que talló tu madera!.
Fue, Señor, que el que tallaba
Tu figura, con tal celo
Y con tal ansia te amaba
Que a fuerza de amor, llevaba
Dentro del alma el modelo.
Fue que ese rostro, Señor
Y esa ternura al tallarte
Y esa expresión de dolor,
Más que milagros de arte
Fueron milagros de amor.
Fue, en fin, que ya no pudieron
Sus manos llegar a tanto,
Y desmayaran cayeron
¡Y Los ángeles te hicieron
Con sus manos mientras tanto!.
Por eso a tus pies postrado;
Por tus dolores herido
De un dolor desconsolado;
Ante tu imagen vencido
Y ante tu Cruz humillado.
Brazos rígidos y yertos,
Por tres garfios traspasados
Que aquí estás por mis pecados,
Para recibirme, abiertos
Para esperarme, clavados.
Quiero, Señor, en tu encanto
Tener mis sentidos presos
Y, unido a tu cuerpo santo,
Mojar tu rostro con llanto
Secar tu llanto con besos.
Quiero, en santo desvarío,
Besando tu rostro frío,
Besando tu cuerpo inerte
Llamarte mil veces “mío”…
¡Cristo de la Buena Muerte!
Que no turbe mi conciencia
La opinión del mundo necio,
Que aprenda, Señor la ciencia
De ver con indiferencia
La adulación y el desprecio.
De sangre los pies cubiertos,
Llagadas de amor las manos,
Los ojos al mundo muertos,
Y los dos brazos abiertos
Para todos mis hermanos.
Señor, aunque no merezco
Que tú escuches mi quejido;
Por la muerte que has sufrido,
Escucha lo que te ofrezco
Y escucha lo que te pido:
A ofrecerte, Señor, vengo
Mi ser, mi vida, mi amor,
Mi alegría y mi dolor;
Cuanto puedo y cuanto tengo;
Cuanto me has dado, Señor.
Y a cambio de este alma llena
De amor que vengo a ofrecerte,
Dame una vida serena
Y una muerte santa y buena
¡Cristo de la Buena Muerte!
María Santísima de la Amargura
La Virgen de la Amargura es la imagen mariana titular de la Hermandad y su incorporación supuso un acontecimiento trascendental. Fue adquirida gracias al esfuerzo y compromiso de los hermanos, que reunieron donativos en muy poco tiempo para hacer posible su llegada y costear sus andas. Su arribo a Orihuela, en plena pandemia, fue recibido con emoción y recogimiento, marcando un antes y un después en la historia de la Hermandad. Desde entonces, María Santísima de la Amargura acompaña al Cristo de la Buena Muerte como Madre y consuelo, despertando una profunda devoción entre cofrades y fieles. Su imagen, llena de dolor contenido y ternura, se ha convertido en un símbolo de esperanza y fe que refuerza el carisma de la Hermandad.
Poesía: “Tres lágrimas, cuatro clavos y Siete Palabras” – Elisa Chumillas Ruiz
He venido a quebrar el silencio,
Con mi voz y este son de tormento.
Madre de la Amargura,
Es Viernes Santo de madrugá.
Corazón resiliente lleno de perdón,
Tiempos difíciles hoy son.
Sostenemos tu peso,
Alumbramos el camino de dolor.
Pero no te sientas sola Madre,
Que estamos aquí por devoción.
Virgen de la Amargura,
Eres tú la Sierva de Dios.
Tres lágrimas sellaron tu rostro,
Cuatro clavos destrozaron tu alma,
El encuentro de una Madre, su Hijo,
Y Siete Palabras de desolación.
Se entrecorta la respiración,
De su boca sale un suspiro,
Santísimo Cristo de la Buena Muerte,
“¡Déjame morir contigo!”.
Aprietas fuerte tus manos,
Como si fueran las de tu Unigénito.
Lo sientes, lo sufres y callas, por Él,
Todo se detiene, Madre e Hijo frente a frente.
Tu mirada decía: “Aquí estoy Hijo mío”,
La Cuarta Palabra en el silencio resonó.
Madre pura, Madre pía, Madre mía,
Mujer en la tierra y en el cielo Reina.
Eres tú, Corredentora, nuestra esperanza,
No hay mayor Amor que este, he ahí la enseñanza.
Stabat mater iuxta crucem lacrimosa,
Orihuela te acompaña en la Vía Dolorosa.
Tres lágrimas sellaron tu rostro,
Cuatro clavos destrozaron tu alma,
El encuentro de una Madre, su Hijo,
Y Siete Palabras de desolación.
Se entrecorta la respiración,
De su boca sale un suspiro,
Santísimo Cristo de la Buena Muerte,
“¡Déjame morir contigo!”.
Nuestra Sede
La Hermandad cuenta con una sede en una casa antigua de dos plantas, restaurada por los propios hermanos y convertida en museo y centro social. Situada en la calle Torreta, en el corazón del barrio del Rabaloche, acoge reuniones de la Junta, Asambleas, exposiciones y actividades como el Belén de Navidad.
En su lateral se ha construido una capilla con un mosaico del Cristo de la Buena Muerte, lugar abierto para la oración y la visita devocional.
Música
Música para los funerales de la Reina María
La Hermandad tiene una música propia que va delante de la procesión ejecutada por el Quinteto de Metales Ginés Pérez. Marcha de la obra “Música para los funerales de la Reina María” de Henry Purcell.
Cristo de la Buena Muerte
Un símbolo de fe, tradición y recogimiento que guía a nuestra Hermandad generación tras generación.